La disociación de la teoría y la práctica es un grave error, en cuanto que ambas alimentan las capacidades imprescindibles de cualquier profesional. Entender los conceptos permite aplicarlos, con un esfuerzo adicional reducido, en situaciones diversas y múltiples, incluso en aquéllas que surgen por primera vez. La experiencia, por su parte, favorece la formulación de reglas de decisión valiosas en la gestión cotidiana, que enseñan por los aciertos y los errores cometidos. Quizá, por ello, quien relega uno de los dos términos es porque carece de él. El profesional práctico tiene el riesgo de caer en los errores de la ignorancia, los más graves porque nacen de decisiones que se toman sin ser conscientes de sus posibles consecuencias. Además, ignora el aprendizaje que proporciona la experiencia ajena, más amplio y menos doloroso que el propio. El riesgo del profesional teórico es el de enredarse en elucubraciones estériles que inhiben la acción imprescindible en la gestión empresarial. La reciente crisis económica, cuyo origen se remonta al año 2007, sino antes, ha enseñado, una vez más, los peligros de conculcar los principios básicos que rigen el comportamiento de la empresa y de olvidar lo ya sucedido anteriormente. En la empresa, también, olvidarse de la historia conduce a repetir los mismos errores. Por ello, la integración, o mejor, la no separación de la teoría y la práctica, amplía la eficacia del profesional, pues hace que el saber hacer domine sobre los simples saber o hacer. Para romper la barrera artificial entre ambos términos lo importante es comprender, pues, sólo así se puede resolver lo que se ignora y saber lo que no se hace, los dos componentes siempre presentes en los auténticos problemas ‒un problema es una situación que de entrada no se sabe solucionar‒. La formación empresarial, en concreto de las finanzas, debe propiciar con humildad y firmeza la sabiduría aplicada, si se desea recomponer el puente entre la experiencia y el conocimiento, tantas veces roto y no sólo por la excesiva especialización. En este empeño han de trabajar juntos, exigiéndose mutuamente y en un ambiente de trabajo en equipo, nunca de enfrentamiento, el profesor y los alumnos, para que otorgar o conseguir el título que corresponda sea la consecuencia lógica del esfuerzo colectivo. Con este propósito se ofrece este Cuaderno dirigido al estudiante de finanzas, que aborda algunos instrumentos del análisis financiero, dejando para otra publicación los relacionados con la gestión de las finanzas. Los cien ejercicios que aquí se presentan, clasificados en los cuatro apartados del índice, presentan situaciones concretas que ilustran conceptos generales. Su objetivo es ayudar al alumno a razonar para comprender cómo resolverlos, evitando aplicar mecánicamente fórmulas o recetas. Porque no se trata de hacer muchos ejercicios sino de comprender bien los que se resuelvan. Índice 1. Contabilidad financiera 2. Análisis de costes para la toma de decisiones 3. Cálculo financiero 4. Diagnóstico económico-financiero Bibliografía