Durante una breve época, en una Europa amenazada y posteriormente ocupada por la Alemania nazi, el jazz fue el estilo musical más escuchado del momento, tan ubicuo y popular como más tarde lo sería el rock and roll. Definido como «música americana negrojudía de la selva» por Joseph Goebbels, el jazz no tardó en ser calificado como «degenerado» y oficialmente prohibido por el régimen. Sin embargo, era la banda sonora de la vida nocturna en Berlín, París y otras capitales europeas, y sus entusiastas, a pesar de los riesgos, no estaban dispuestos a renunciar así como así a su música predilecta. Embarcado en una investigación personal de aquel turbulento periodo, el músico y periodista Mike Zwerin dedicó dos años a viajar por Europa entrevistando a aquellos singulares individuos que interpretaron y disfrutaron el jazz a la oscura sombra de Hitler, consignando para la memoria historias tan fascinantes como trágicas, tan espeluznantes como excepcionales. Entre ellas, la del único miembro superviviente de los Ghetto Swingers, una orquesta judía de jazz que «actuó» en Theresienstadt y Auschwitz; la del piloto de la Luftwaffe que escuchaba a Glenn Miller mientras bombardeaba Londres; la del pianista polaco que pasó de tocar en clubes clandestinos de Varsovia a tocar el contrabajo en un sexteto de jazz en el campo de concentración de Flossemburg; la de los pandilleros berlineses aficionados al swing y los entusiastas zazous de París que desafiaron a las autoridades, arriesgándose a terminar en prisión por la oportunidad de bailar en público una música prohibida; y, cómo no, la de Django Reinhardt, el brillante guitarrista gitano que se negó a huir de la Francia ocupada por los nazis. El resultado es ""Swing frente al nazi: el jazz como metáfora de la libertad"", una crónica fascinante con un punto de vista único sobre el papel adoptado por el jazz en el peor de los momentos.