En Percanta que me amuraste una mujer es todas las mujeres... un cuerpo es todos los cuerpos... un nombre convoca todos los nombres de la historia literaria... un tejido textual se convierte en un enigma que seduce y envuelve, que provoca seguir leyendo para perderse, sabiendo que nos perderemos en una encrucijada de caminos hasta alcanzar esos ámbitos donde el amor permanece. Aquí se despereza, se desenreda una voz femenina que, cual Virgilio acompañando al poeta en su bajada a los círculos infernales, nos conduce en su viaje por el amor, hacia el amor, desgranando y acumulando los motivos eróticos: el amor como descubrimiento, encuentro y pérdida, el locus de la pasión. Iris M. Zavala, con su maestría habitual y su lenguaje hipnótico y revelador, nos sumerge en el ritmo hechicero de esta novela a través de multitud de registros polifónicos, que deshilvanan una serie de interrogantes que conforman un mapa amoroso y textual. Cada capítulo comienza con hondos versos del tango "Mi noche triste" que nos guían a través de la historia de una pasión que es camino hacia el Saber, saber de sí, saber del otro, saber del mundo. Y así, en Percanta que me amuraste se configura la experiencia literaria como zona de cruce, trasvase de fronteras, mezcla de géneros, concurrencia o disipación de voces y tiempos, textura musical...