Es la escasa virtud de los oradores, y no sólo Arturo Zárate Ruiz la falta de lógica, lo que ha empobrecido el discurso contemporáneo. Sin ella, un orador es incapaz siquiera de sospechar que ésta es precisamente la solución a los innumerables problemas que nos aquejan. Lo que el autor pudo dejar como una obra dirigida sólo a los gobernantes para que incorporen la virtud en su toma de decisiones, lo convirtió en un libro para todo público, pues corresponde a todos crecer en ella para superar los graves flagelos que padece hoy la Humanidad y también para saciar el reclamo más hondo del corazón humano: la felicidad. Este ensayo, más que explicación, es una invitación a vivir la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza, es decir, las virtudes claves para la realización personal y la santidad. Son ellas, se nos recuerda, las que preservan la grandeza y el gozo en el ser humano aun tras los peores naufragios. Arturo Zárate Ruiz resalta en particular la belleza de cada una de las virtudes cardinales y propone algunos consejos prácticos para la formación de los hijos.