En la época de los Grandes Descubrimientos el Cipango anticipado por Marco Polo en sus relatos se hizo realidad. Los primeros occidentales que llegaron a Japón -españoles y portugueses- no lo hicieron con afán de conquista ni de imposición. En los contactos iniciales, los navegantes europeos descubrieron con asombro en el pueblo nipón a una sociedad refinada y culta a la que trataron con igualdad y respeto. Comenzó entonces lo que en Japón se denomina el Siglo Ibérico (1543-1640), época de un intercambio particularmente fructífero e intenso entre España y Japón. Con el establecimiento en 1549 de la misión jesuita encabezada por San Francisco Javier y la unificación de las coronas española y portuguesa entre 1580 y 1640, los intercambios comerciales y culturales se desarrollaron en un clima en ocasiones de entendimiento, en ocasiones de desencuentro, pero siempre de mutua influencia, que descubriremos en los capítulos que componen este volumen.