Juan Pablo II fue uno de los personajes más carismáticos de la segunda mitad del siglo XX. Tras una carrera meteórica en el seno de la Iglesia, se convirtió en papa de forma sorprendente a la muerte de su antecesor, Juan Pablo I. Entonces comenzó uno de los más largos pontificados de la historia, caracterizado por los numerosos viajes de Wojtyla y por su enorme exposición a los medios de comunicación, pero también por coincidir en el tiempo con algunos sucesos históricos fundamentales como el fin de la Guerra Fría y el derrumbe del comunismo.
Como ya hiciera en En nombre de Dios, su polémico libro sobre la muerte de Juan Pablo I, el escritor y renombrado investigador David Yallop se aparta de nuevo en su último libro de la historia oficial y del ensalzamiento gratuito, para diseccionar la figura y el legado de Wojtyla. El resultado es una obra crítica y valiente que arroja luz sobre los aciertos pero sobre todo los errores, menos conocidos, del fallecido papa. El libro reconstruye con abundancia de datos y testimonios, incluidos muchos de miembros de la curia vaticana, un pontificado tan grandioso en sus propósitos como corto en sus resultados. El autor británico atribuye este desequilibrio a un estilo excesivamente personalista y a los grandes tropiezos que ensombrecieron la trayectoria de un papa que lleva camino de ser santo: el rechazo de Wojtyla a la Teología de la Liberación y su negativa a entender los procesos de emancipación latinoamericanos, su incapacidad para abordar el problema de la corrupción de las finanzas vaticanas, su pasividad a la hora de denunciar y de enfrentarse a los casos de abuso sexual protagonizados por eclesiásticos y su férrea obstinación en rechazar las reformas solicitadas por millones de fieles y por una parte significativa del clero.