Es impresionante la cantidad de material de embalaje que se tira a diario. Este hecho me llamó la atención cuando, con motivo de este libro, me dediqué a coleccionar todo tipo de cuencos, cartones de leche, hueveras, rollos de papel higiénico -en definitiva, cualquier forma de embalaje-. Me di cuenta de que estos materiales resultan perfectos en las manualidades. Con ellos, muchas formas ya nos las encontramos hechas y sólo necesitamos algo de pintura, restos de papel o fieltro para ponernos a trabajar. Se pueden crear decorativos cocineros musicales, una tarta de cumpleaños, una guirnalda luminosa con vasitos de yogur o graciosas botellas pulverizadoras con la apariencia de un animal. Por otro lado, se podrá mantener ocupados durante un buen rato a unos cuantos niños durante una fiesta de cumpleaños mientras confeccionan broches con chapas de botella o, incluso, un palo de lluvia. Motivos navideños y talismanes de la suerte para el Año Nuevo completan las propuestas de este libro. Manualidades a precio de saldo que entusiamarán a los niños y serán una gran diversión en cualquier familia. ¡Quizá experimente lo mismo que yo cuando una manualidad adquiría un aspecto realmente estupendo y dejaba de ser, de pronto, sólo basura!