La voluntad de unificar en un solo edificio dos actividades que demandan determinados niveles de densidad urbana, como son los despachos y los comercios, encontró una feliz solución a finales del siglo XIX en las ciudades norteamericanas con obras como el First Leiter building (William le Baron Jenney, 1879) el Roockery building (Burnham & Root, 1886), o el Schlesinger & Meyer (Carson Pirie Scott) Departament Store (Adler & Sullivan, 1885-1903), por citar unas obras conocidas, todas ellas en Chicago. Precisamente en éste último ejemplo se evidencia el problema arquitectónico que plantea esta solución. Desde el punto de vista funcional la mejor alternativa es situar las plantas comerciales al nivel de la calle, captando con sus grandes escaparates y otros recursos similares la atención de los peatones (una cuestión difícilmente controlable desde la arquitectura), y desplazando los despachos a las plantas superiores. Pero bajo la perspectiva de la composición surge el problema de encontrar el lenguaje formal idóneo para cada una de esos usos y la conjugación correcta entre ellos, puesto que el comercio necesita utilizar un vocabulario atractivo que capte la atención, algo que no tiene sentido en las plantas superiores donde nunca llega la mirada distraída del viandante. Una dualidad que se pone claramente de manifiesto en la obra mencionada de Adler & Sullivan. La manera de conseguir ese doble objetivo (funcionalidad y forma) ha cambiado desde aquellos momentos hasta la actualidad, pero el problema arquitectónico y compositivo sigue vigente planteándose en términos similares.