Con la mundialización de la información, el menor acontecimiento es hecho visible y, aparentemente, más comprensible. Sin embargo, no hay un vínculo directo entre el aumento del número de informaciones y la comprensión del mundo. Este es el nuevo dato de partida del siglo que empieza, el siglo XXI: la información no crea comunicación. Se hace patente la ruptura entre información y comunicación, la dificultad de pasar de una a otra. Se sabía que las culturas son diferentes, pero se creía que la misma información podía ser más o menos aceptada por todos. Lo que se constata es todo lo contrario: se abre un abismo. Esta verdad empírica ya había sido descubierta, alguna vez dolorosamente, en relación a los estados-nación. Y la reencontramos más nítidamente en la escala introducida por la mundialización. Lo que de este modo se está hundiendo es un determinado modelo universalista - en realidad occidental - de la información y de su vínculo con la comunicación. Este libro constituye, por lo tanto, un contrapunto necesario que contrasta con el entusiasmo irreflexivo generado por las nuevas tecnologías. Wolton, de un modo sencillo y directo, trata de combatir una nueva versión de la ideología cientifista y tecnológica cuyos daños colaterales están muy lejos de las promesas de democratización y emancipación que entona un coro acrítico formado por políticos, técnicos, empresarios e intelectuales. Todo ello en favor de la modalidad actual del capitalismo.