El diseño gráfico de Werner Jeker comprende el empleo aparentemente simple de fuentes de estilo suizo en combinación con fotografías en monocromía. Todo ello engendra algo que va más allá de una composición sencilla y produce en sus carteles cierta tensión. Su tipografía se distribuye en espacios muy equilibrados, con líneas y barras en negrita que por lo general son negras aunque a veces adoptan colores de tonalidades limitadas que contribuyen a destacar los motivos, como si se tratase de especias que acentúan el sabor de la comida. Pero, sobre todo, mediante el uso particular que hace de la fotografía parece realizar un cálculo perfecto de su efecto visual.