Durante los primeros años de la última dictadura militar en Argentina (1976-1983), en nombre del llamado Proceso de reorganización nacional, cientos de niños fueron arrancados a sus padres -y aun del vientre de sus madres- y entregados a oficiales del ejército. Esta novela cuenta la historia de una de esas niñas quien, como todos aquellos robados por entonces a sus progenitores, tiene dos nombres: el que le dieron sus padres biológicos, y con el que la bautizaron sus padres ""adoptantes"". Salma y María son la misma persona. Aquella niña, que ahora tiene veinte años, decide hurgar en su pasado y completar su dolorosa historia vital. Sabe que tuvo otra familia. Y quiere conocerla. Le pese a quien le pese. El viaje que emprende la lleva desde Buenos Aires, ciudad que la vio nacer, a la mágica Galicia profunda, tierra de sus ancestros. Allí procurará cerrar viejas heridas y abrir nuevas puertas a la esperanza, el perdón y el amor. Que un drama pueda ser vertido exquisitamente, que la furia y el horror puedan acercarse entre sesgos de belleza, de luz de mediodía, nos remite al Kubrick de Barry Lyndon, o aquel comentario sarcástico -o tal vez no-, del viejo conde transilvano en el film de Coppola, cuando ponderaba la hermosa música que hacían las criaturas de la noche, los lobos, ante su atónito invitado.