Las sociedades modernas tienen que prepararse para un escenario en el que todos los riesgos están a la vista. En estas condiciones, en las que todo es posible de nuevo, la fortaleza de la subjetividad es el único camino abierto si queremos seguir vinculados a la historia de libertad que Occidente ha protagonizado desde la polis griega. Ninguna administración de las cosas, por perfecta que sea, puede sustituir los beneficios de una subjetividad libre y racional que encuentra en sí misma los motivos para la cooperación y la responsabilidad. La causa de la profunda crisis que atravesamos deriva del continuo desmontaje de la ciudadanía ilustrada, construida a partir de subjetividades fuertes, flexibles, vigorosas y reflexivas. Este libro intenta identificar esa forma de subjetividad ilustrada a través de un viaje por la ciudad y sus instituciones. Su aspiración no es describir cómo funciona la sociedad actual, sino que pretende caminar un poco en su sangre, viajar por sus venas, vivir con sus latidos y participar en su vida. Su pretensión no es tanto describir un ciudadano ilustrado ejemplar o típico, sino convocar al proceso de aclararnos acerca de nosotros mismos.