El sargento de Ingenieros Carlos Fabra Marín fue considerado durante los primeros compases de la guerra civil como un héroe y reconocido como tal, en su momento, por el mando y las autoridades republicanas. Su acción de guerra en el batallón de Zapadores Minadores del acuartelamiento de Paterna, el 29 de julio de 1936, abortando la rebelión de sus oficiales contra la República fue decisiva para inclinar la balanza en contra del "alzamiento" militar en la guarnición de Valencia. No obstante, esta acción y los hechos que de ella se derivaron no han sido suficiente y justamente valorados por la historia posterior. Sin embargo, el mito del sargento Fabra tras la contienda, pese a su desaparición del escenario político y militar, exiliado con su familia en Francia, logró sobrevivir. Su valor frente a los militares rebeldes de 1936 gozó en círculos antifranquistas del prestigio de una leyenda al más puro estilo griego. José Antonio Vidal Castaño realiza una aproximación histórica de la peripecia personal y familiar del sargento Fabra y de las ideas, conflictos, estilos de vida y otros aspectos que compusieron la sociedad española de su tiempo.