Me dirijo a ustedes con el firme propósito de mostrarme tal y como era, de redescubrir mi pasado de una forma natural, sin complejos históricos, tal y como lo viví, con mi desconocimiento de lo que ocurría, a veces, con mis inseguridades, en otras ocasiones. Siempre desde los ojos de una niña inquieta, que creo sigo siendo. No soy una escritora, ni pretendo serlo, sólo una persona de a pie con algo que contar. No hay mundos de fantasía, ni investigaciones policiales, únicamente encontrarán en mis páginas recuerdos y vivencias narradas de forma sencilla y, espero, amena. Imagino que, igual que yo, existirán miles de personas que hayan vivido estos años amargos y que entiendan mi necesidad de plasmarlo en un papel. Igualmente pienso en ellos, de tantas personas que conocí, que a su vez tendrían tanto que sacar a la luz. Pero ésta sólo pretende ser mi vida, de forma humilde, sin aspiraciones críticas, ni aleccionamientos políticos de ningún tipo. Mi mensaje es siempre positivo. Tanto para mis coetáneos, como para generaciones posteriores, especialmente ésta, con tanta precariedad social, es un mensaje de esperanza y superación. Otra época, sí, pero igualmente españoles que intentábamos salir adelante con el hándicap de que nuestra infancia había sido desastrosa y el futuro venía marcado por la falta de dinero y oportunidades. Logramos superarnos y dar una vida mejor a nuestros hijos ¿por qué no hoy?