-Sé que en todo ideal hay una vocación moral, un deseo romántico de una batalla sin cuartel contra el mal. Eso también es grandeza. Pero si no se asienta sobre la verdad, es un castillo de arena, y como tal termina por derrumbarse. -Hay muchas maneras de enfocar una historia, ¿verdad? -intervino una alumna. -Así es -dijo Amparo-, quizá porque el propio Cervantes, como ya dijo Jorge Luis Borges, sabía que la realidad estaba hecha de la misma materia que los sueños. El libro también puede ser una especie de sueño. Y como tal, y como bien dices, es interpretable y depende en última instancia de nuestra visión de las cosas. Gustavo Tresguerres, alférez de complemento del ejército español, perseguía un ideal, igual que el Quijote, y se hizo miembro del ejército para combatir el mal; en cambio encontró una realidad imperfecta y prosaica. La rutina del ejército, sus órdenes y contraórdenes, el absurdo de la disciplina castrense y todo tipo de vicisitudes y cuitas llevan al personaje a superar su idealismo y a replantearse su vida y vocación. "La medalla exige una existencia predestinada con instrucciones de uso, existencia vegetal y maquinal, obediente y conformista a la dominación: sólo hay vida 'viva', verdad de la vida, allá donde desfallece el Sino". Blas Valentín Moreno (Teruel, 1974). Licenciado en Filología Hispánica por la Universitat de València, actualmente es profesor de lengua y literatura en el instituto Giola, de Llinars del Vallès (Barcelona). Ha impartido clases en la UNED (Alzira-València) de las materias de lengua española y comentario de textos. También trabajó como corrector ortográfico en un periódico de Valencia y como oficial de complemento del Ejército de Tierra. En el año 2009 obtuvo plaza en las oposiciones a profesor de secundaria en Cataluña. Tiene una novela publicada: El Zarzal (ed. Sekotia, 2003), además de relatos y diversos artículos publicados en revistas. Es miembro de la Asociación Colegial de Escritores de España.