Cervantes, abatido tras una vida de infortunio, y tras dieciséis años desde haber publicado su primera y única novela hasta el momento, siente la necesidad de reencontrarse con la literatura, como expresión de todas sus inquietudes. Y aunque su primer designio vaya por los derroteros de caricaturizar una locura, la locura y el loco se apoderarán de él.
"El encuentro fabulado entre un Cervantes envejecido y un hidalgo soñador."
¿Llegó mi desconocido huésped metida ya la noche y su frío, y metido yo en mi aposento de librería, con un hachón de cirio y un candil del mejor aceite, resuelto a matar las ganas de no dormir con las de caminar por mis libros. Debió ver mi luz en la noche oscura de mi aldea, que aquí ni cal tiene la torre de la iglesia, que fue hecha de piedra de la Sierra Morena, y esos guijarros no quieren jalbiego. Y a mi luz acudió como en verano los mosquillos, y con la aldaba pegó golpe tan seco que, siendo sólo uno, en dos partiome...¿