Salomón era un gatito Salomón era un gatito callejero y sin hogar, corría por los tejados en completa libertad. Por las noches con la Luna le gustaba pasear y cantaba serenatas con su guitarra de lata, su armónica y sus maracas. Las gatitas de las casas se reían muy coquetas, salían a las ventanas mirando su gran orquesta, saludando a Salomón, que las miraba orgulloso, dedicando su canción a las hermosas gatitas que llamaban su atención. Era tan lindo el cantar que se esparcía con el viento, que obligaba a suspirar a los gatos más inquietos. Salomón, enamorado, miraba hacia una ventana, esperando que asomaran los bigotes de su amada. Era una gatita persa muy hermosa y muy coqueta, que miraba a Salomón con la mirada traviesa, sin salir a la ventana para hacerle sufrir más, y escuchaba muy atenta las notas de su cantar. Salomón, entristecido, volvía de nuevo al tejado y observaba desde allí como un gato enamorado, soñando que salía a la ventana su amada y le mandaba un besito por su dulce serenata. Y se dormía feliz, soñando en ese mañana.