La verdadera dialéctica existente en Navarra no es españolismo contra nacionalismo vasco, sino la de conquistador contra conquistado. La cruda realidad emerge por encima de las mentiras, del silencio forzado, de la ocultación premeditada y de la negación continuada, para descubrir con nitidez el sometimiento y la subordinación individual y colectiva de la sociedad navarra, por los conquistadores de hoy en día, con sus privaciones y limitaciones de derechos y libertades, expolio y saqueo de bienes. Hasta ahora se han utilizado factores concretos, repetidamente descontextualizados, ignorándose vectores históricos de larga influencia jurídico-política, como la conquista o la contrarreforma católica. El prometedor mar de banderas de Navarra, que cubrió las calles de la capital Pamplona-Iruña, el 16 de junio de 2012, durante la manifestación de decenas de miles de ciudadanas y ciudadanos -en defensa de la independencia frente a la conquista de la Alta Navarra iniciada en 1512- es una muestra de que ya muchos en Navarra lo ven así.