El objetivo de este trabajo es mostrar qué posible relación puede encontrarse entre dos maneras de estructurar la lírica en el Siglo de Oro: el cancionero petrarquista y la novela pastoril. Su tesis pasa por ver la novela pastoril como el resultado de un proceso de fragmentación y posterior ampliación del significante del cancionero dictado bajo la práctica del manierismo para, posteriormente, encontrar una nueva fórmula compositiva que está en estricta dependencia con la poética de la égloga. Se produce así una reorganización de los valores pragmáticos que alberga la lírica. El hecho de que se convierta en un sistema expresivo que el personaje puede utilizar en determinadas circunstancias confiere una serie de valores al discurso lírico insertado que lo distancian de la práctica poética habitual. Esta contextualización de la lírica permite, por un lado, establecerla imposibilidad de editarla por separado, tal y como se ha pretendido hasta hace poco y, por otro lado, examinar qué distintos valores comunicativos es capaz de asumir. Indudablemente tales valores expresivos se nutren de varias tradiciones. El petrarquismo forjó un instrumento ideal para el monólogo lírico que acentuaba un carácter pseudocientífico, mientras que la égloga facilitaba la inserción de la lírica dentro del ámbito social de la arcadia pastoril.