Este libro nace de un sentido del deber, tiene que ver con la ética y sólo de un modo oculto y subterráneo con la estética. Este libro no es el de un literato, es el de un ciudadano, porque la historia no existe de una forma tan clara como imaginamos, lo que existe son momentos sociales que siempre se viven con confusión, lo que nos obliga a ser ciudadanos sin descanso. Nos obliga, en un país sin memoria, a esforzarnos en señalar lo que debiera ser evidente. Este libro forma, con Nunca máis y Españoles todos, un ciclo en el que Suso de Toro cuenta e interpreta la vida política desde su subjetividad. Los tres están hechos de su historia personal, de la memoria su tierra gallega, de su memoria española compartida y de su ideología. Ninguno de ellos hubiese nacido de no haberse producido la conmoción que supuso la actuación del gobierno de José María Aznar con el asunto del Prestige: el detonante de la mentira y la censura ejercidas e instaladas en el poder, un muro aplastante y obsceno que marcó un ciclo nuevo para una sociedad de otra España que quería y quiere ser abierta y plural, decididamente libre.
A MÍ ME HUBIERA GUSTADO SER DE OTRA MANERA, Y SI FUESE DE OTRA MANERA NO ESCRIBIRÍA LIBROS ASÍ. PUEDO DECIR QUE LO INTENTÉ. INTENTÉ SER EL ESCRITOR QUE DESEABA SER, Y DEL MODO MÁS IDÓNEO ADEMÁS PARA SER ESCRITOR: PONIENDO DISTANCIA, FILTROS, ENTRE LA REALIDAD EXTERIOR, QUE SE HA VUELTO TAN INVASIVA, Y UN LUGAR INTERIOR QUE ES SILENCIO Y, SOBRE ÉL, VOCES. PERO NO HUBO MODO, NO ME DEJARON. ES LA VERDAD. SUSO DE TORO