Si de las biografías de Fernando Pessoa se descuenta las partes que se refieren a las dolencias mentales del personaje, a su obra literaria, a la dimensión esotérica presente en la vida y en la obra del poeta, y al diletantismo político al que tantas veces este se entregó, en el mejor de los casos quedan unas pocas decenas de páginas para examinar la condición material de un ser humano profundamente desgraciado y, al tiempo, y en otra dimensión, secretamente feliz. Este libro bucea en lo que esas biografías consideran de relieve menor para estudiar aspectos de la vida de Pessoa que reclaman una aproximación monográfica: el carácter del escritor, su vida cotidiana, el trabajo, la fama que alcanzó, la posteridad que aguardaba, los amores, los viajes, las fotografías, las lenguas en que se desenvolvió, la muerte o, en fin, su relación con el país, Galicia, desde el que esta obra está escrita. Siendo cierto que para la mayoría de los especialistas la vida de Pessoa es un simple accidente -la luz que nace de la obra y la necesidad paralela de rescatar esta hicieron que el ser humano que se hallaba por detrás quedase en un discreto segundo plano-, ¿por qué no subvertir lo que asegura una conocida afirmación del poeta -«La literatura, como todo arte, es una confesión de que la vida no basta»- y subrayar lo que lleva implícito, esto es, que la vida también está ahí?