En este ensayo fragmentario, de tintes postmodernos, compartiendocon el autor el primer café de la mañana, vamos a recorrer losmundos de la amistad cómplice entre dos artes que han caminadoparalelas desde el descubrimiento del cine por los hermanos Lumière.La literatura alimentó el cine en sus inicios y ha continuadoinspirándolo a lo largo del tiempo, aunque ahora el cine, de maneraparadójica, alimenta la literatura y la inspira a su vez.. Esaescrituraque le lleva hoy a engarzarse con el cine presentado por Balbínen la La Clave, o con la poesía y el magnetismo del profesor delClub de los poetas muertos, o el polifacético trabajo de WoodyAllen, dejándose mecer por las sinfonías de Mahler, la filosofía deKant y Platón y por el inconfundible paisaje de la ciudad de Madrid,marco incomparable del más puro amor. De la cotidianidademergen los hilos que tejen esas relaciones entre la literatura yel cine, descubriendo sus profundas raíces y su razón de ser, a lolargo de un recorrido heteróclito, variado y plural que le llevan acomprender la magia de una relación pletórica de realizaciones yde simbolismos, fuente de inagotable riqueza.