Así, la cristología puede convertirseen mystagogía, en introducción al misterio. Esto significa, en concreto, que la cristología puede mostrar un camino -el de Jesús- dentro del cual el ser humano se puede encontrar con el misterio, puede nombrarlo ""Padre"" y puede nombrar a ese Jesús ""el Cristo"". La cristología muestra y debe desencadenar la fuerza de la inteligencia, pero también otras fuerzas del ser humano. Su quehacer deberá ser rigurosamente intelectual, pero su esencia más honda está en ser algo ""espiritual"": que ayude a las personas y comunidades a encontrarse con Cristo, a seguir la causa de Jesús, a vivir como hombres y mujeres nuevos. La gravedad y la densidad de la realidad desde la que se ha redactado este libro se convierte, así, en un poderoso horizonte hermenéutico para comprender a Cristo, el gran testigo de Dios, desde las fuentes de la teología, ciertamente, pero también desde la nube de testigos que ilumina al testigo por antonomasia. Por ello, a pesar de todo, este libro está escrito con esperanza y con gozo. El Jesucristo crucificado, tan omnipresente, es realmente una buena noticia, es, en verdad, un Jesucristo liberador.