Una de las principales carencias de la educación actual es la deficiente coeducación para la Igualdad, sin cuya práctica niñas y niños repiten y seguirán repitiendo estereotipos, funciones y papeles de género masculino y femenino, con lo que ello conlleva de reproducción de la desigualdad, la discriminación y la violencia de género. Quizás por eso, nos preguntamos a menudo: ¿Son ellas y ellos más sexistas que la generación que los educa? Si ninguna instancia socializadora -familias, sistema educativo y sociedad mediática- se ocupa de establecer unas enseñanzas y aprendizajes coherentes con la Igualdad, la gente joven no podrá aprenderla. La responsabilidad de coeducar es colectiva e individual a un tiempo. Con la pedagogía coeducadora que aquí se propone se trata de aprender a neutralizar y abandonar vicios como el del androcentrismo, el machismo y el sexismo para entrar por la puerta grande en la era de la Igualdad, beneficio y ventaja social ya indiscutible a nivel internacional, como parte del desarrollo humano sostenible.