La Guerra Civil española queda ya muy atrás, pero para muchas personas que la vivieron y la sufrieron más o menos directamente, sigue siendo un tema delicado, cuando no tabú. Esto explica que en pueblos y ciudades pequeñas, exista todavía escasez de publicaciones. Pues bien, por este sendero poco transitado ha querido internarse el autor de esta novela, centrándose en el publo de Garrucha (Almería), donde le tocó vivir la guerra y la posguerra. A tal fin el relato dispone de un protagonista, Ginés Cuesta, que va a ver los borrascosos hecho con los ojos de la infancia. Como niño, su visión del mundo no capta todas sus causas, pero no por ello dejará de percibir su dramatismo. En la obra los vemos plasmados con el vigor y el dinamismo propios de los aguafuertes, adquiriendo en ocasiones perfiles esperpénticos. Ginés, sin embargo, no es un mero peón del autor. Él actua por sus propios impulsos, entre los que se cuenta una aguda sensibilidad y un afán incansable por conocer las motivaciones de los mayores. Para Ginés, además, estos años son los de tránsito de la infancia a la pubertad, cruciales en la formación de la persona. La trama cuenta así con un ingrediente esencial para interesar al lector: la existencia de un protagonista con vida propia. Pero en el curso de este relato de guerra y posguerra intervienen otros personajes de recia contextura que servirán al autor para evocar con relieve unos años trágicos.