Después de pasar once años en París estudiando psicoanálisis, Muo decide volver a su país con una misión: salvar de peligros y amenazas a la mujer de sus sueños, Volcán de la Vieja Luna, una compañera de estudios a quien nunca conquistó y que languidece en prisión por haber suministrado a la prensa europea fotografías de policías chinos torturando a detenidos. Muo emprende un viaje surrealista en busca de una doncella, montado en una vieja bicicleta con un estandarte en el que se lee: «Psicoanalista recientemente llegado de Francia. Discípulo de las Escuelas Freudiana y Lacaniana.». Se ofrece a interpretar los sueños de las mujeres. Sus comentarios divierten más que asombran y, muy pronto, la sola mención del Maestro Freud basta para desatar la hilaridad general. Las tumultuosas sesiones públicas de psicoanálisis conmocionan al propio Muo, que escucha turbado los sueños eróticos de las mujeres.