La presente obra aborda el problema de los ámbitos de difusión y uso de la escritura en la Grecia arcaica entre el 750 y el 500 a.C., un periodo sobre el que tenemos muchas lagunas históricas, pero que es crucial para la formación de la identidad griega. Tradicionalmente se considera que la obra de Homero fue consignada por escrito ya a principios de este periodo y que a partir de ese momento se convirtió en referente cultural ineludible de todo el mundo griego, prácticamente hasta la toma de Constantinopla por los turcos en 1453. Sin embargo, frente a esta opinión, que determina ineludiblemente la visión que se tiene de la cultura de Grecia en estos siglos, hay cada vez más estudiosos que consideran que la Ilíada y la Odisea se escribieron por vez primera sólo en el siglo VI, probablemente durante el gobierno del tirano Pisístrato y sus hijos en Atenas. A estas tesis se suma el autor, que pasa revista para ello a distintos aspectos que tienen que ver directamente con esta cuestión, tales como los orígenes del alfabeto, la tipología de las inscripciones arcaicas y sobre todo, el carácter básicamente oral de la literatura griega hasta el siglo VI.