La mayoría de los medios de comunicación ha presentado a Vox desde sus inicios como un partido de ultraderecha. Poco se tenía en cuenta queentre sus fundadores hubiera centristas como Ignacio Camuñas, uno delos que también había fundado UCD. Los defensores de Vox lo calificande constitucionalista frente a quienes «quieren romper España». Pero a Vox también se le acusa de anticonstitucionalista por querer suprimir las CCAA. Gonzalo Sichar comienza esta investigación sin ningún tipode prejuicio, sin una idea preconcebida, abierto a encontrarse lo quele deparen los datos. Abre incluso con un capítulo muy provocador, «Lo que me gusta(ba) de Vox», donde analiza si las 100 medidas urgentesde Vox destilan pestilencia a ultraderecha. Pero este autor, que trató personalmente a Santiago Abascal antes de fundar Vox, disecciona cómo el partido se desprende de sus primeros líderes, todos ellosliberal-conservadores. Y cómo no sólo eso, sino que ha ido incluyendoen sus listas a una retahíla de ultras procedentes de Fuerza Nueva yde organizaciones neonazis. Y otra vía que podría conectar a Vox conla ultraderecha, en este caso conservadora, es a través de la sociedad secreta El Yunque y de sus organizaciones pantalla.