Puede parecer que el mensaje generalizado en los medios de comunicación es de rechazo a la guerra, el odio o cualquier manifestación de agresividad. Y ese es el primer tópico que desmonta este libro: a pesar del mensaje y la impresión generalizada de que los medios suelen adoptar un papel pacifista y condenatorio de la violencia, no sólo no es siempre así, sino que pueden llegar a ser grandes aliados de la guerra y la agresión. Los medios tuvieron un papel fundamental en el conflicto de Yugoslavia, han sido condenados por el Tribunal Internacional por crímenes de guerra en el genocidio de los Grandes Lagos, han liderado un golpe de Estado en Venezuela o siembran el odio religioso en la India. Al mismo tiempo, criminalizan y satanizan a grupos sociales incómodos o líderes políticos díscolos como preparación previa para la represión o la agresión militar. Esta obra destapa con numerosos y elocuentes ejemplos la implicación criminal que los medios de comunicación pueden llegar a tener en el fomento del odio, la xenofobia y el racismo e incluso en el culto a la guerra y las armas. Pascual Serrano es periodista y colabora habitualmente en una decena de publicaciones latinoamericanas sobre temas de comunicación y política internacional. En 1996 fundó junto con un grupo de periodistas la publicación electrónica Rebelión (www.rebelion.org), que hoy funciona como diario alternativo en Internet. Es coautor de los libros Periodismo y crimen y Washington contra el mundo y compilador de Mirando a Venezuela. Autor también de Perlas. Patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación y Perlas 2. Patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación, ambos editados en España por El Viejo Topo. Desde diciembre de 2005 es asesor editorial de Telesur, un canal internacional de televisión promovido por Venezuela con la participación de Cuba, Argentina, Uruguay, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, que pretende ser un modelo de comunicación contrapuesto a los medios dominantes del primer mundo. En febrero de 2007 fue Primer Premio del Concurso Internacional de ensayo "Pensar a contracorriente", por su trabajo Violencia y medios de comunicación.