Zafer Senocak estructura su novela en torno a complicadas relaciones familiares. El protagonista, Sascha Muhteschem, heredero de un pasado incómodo, es nieto de víctimas y verdugos. Su abuelo materno era alemán y judío, tuvo que exiliarse a Turquía con la subida al poder de los nacionalsocialistas; su abuelo paterno era turco y participó en el genocidio armenio durante el mandato de Atatürk. Sascha no sólo recibe por parte de sus abuelos una herencia genética que le liga con víctimas y verdugos, recibe además una herencia literaria. Su abuelo materno dejó una biblioteca en la que Sascha solía refugiarse para leer a grandes autores alemanes y se erige a sí mismo en guardián de este singular legado. Con la muerte de sus padres, se convertirá además en heredero de una caja plateada que pertenecía a su abuelo paterno y que contiene unos diarios escritos en árabe y cirílico. El autor busca con esta novela romper las expectativas del lector, que se verá obligado a ir reconstruyendo los fragmentos que le lleven quizá a un final sorprendente e inesperado.