En casi ningún otro ámbito de la ciencia puede reconocerse actualmente con tanta claridad la ambivalencia de la modernidad como en el campo de la investigación biomédica. Por un lado, se reivindican la libertad y la dignidad del hombre, mientras que, por otro, numerosas corrientes ideológicas las niegan en virtud de un profundo escepticismo. El utilitarismo ha hecho nuevamente entrada en el edificio teórico de la ética, el respeto por la inviolable dignidad de todo ser humano y por sus derechos morales cede ante la exigencia de hacer valer intereses propios. De este modo, la bioética pasa a ser la legitimación teórica de una insidiosa pérdida de solidaridad que se consuma bajo el pretexto de la autonomía y la libertad. Mediante el análisis de cuestiones fundamentales de la ética de la vida como el concepto de persona, la dignidad humana y el puesto del hombre en el cosmos, Eberhard Schockenhoff desarrolla en esta obra criterios para una formación responsable del juicio ético que permita una valoración de los avances biomédicos desde una óptica cristiana válida también para una sociedad laica.