La presente monografía recoge las reflexiones del autor sobre la indefinición actual de las metas reformistas y lo hace con especial agudeza. Su utilidad en España y en la América de habla castellana me parece indudable. Tanto aquí como allí estamos ante la ingente tarea de actualizar nuestro proceso penal. No se trata solamente de si la instrucción debe ser llevada por el Juez de Instrucción o por el Fiscal, cuestión que la presente monografía aborda sin prejuicios, o de si el proceso penal requiere una segunda instancia, que no se termina de definir en su contenido. Se trata de cómo se debe instruir y del sistema de recursos, tanto como de la reforma del juicio oral. Los temas en discusión deben ser profundizados con modernas visiones críticas y Schünemann nos las proporciona. Es de esperar que sus puntos de vista nos permitan iluminar un ámbito de problemas que es necesario profundizar con urgencia.