En el año 2080, más de 60 años después de una guerra mundial provocada por la crisis económica, el mundo está dominado por las multinacionales. Los países y las ciudades se llaman como marcas: Coca-Cola Light BCN (la antigua Barcelona) o Mar Red Bull (el Mediterráneo). Con frecuencia, la ciencia ficción inventa escenarios futuros en los que podemos reconocer el presente. Taksim se erige como una metáfora de nuestro tiempo narrada en primera persona por una periodista de guerra víctima del terrorismo y conocedora de las cloacas del sistema.
Taksim plantea un futuro muy presente dominado por la cultura de los famosos y la precariedad de las relaciones sentimentales donde se suceden los agentes secretos y las conspiraciones. Un universo ultracompetitivo en el que los humanos están tan asustados los unos de los otros que prefieren relacionarse con robots. En este contexto, Jakob, el protagonista, un afamado productor de cine, deberá aprender a asumir que su matrimonio con otro hombre ha sido un fraude y lidiar con su sentido de culpa. La ominosa sombra del terrorismo planeará en todo momento sobre ellos. Las tertulias del corazón serán el reverso.
El absurdo de ese mundo artificial y violento ocupa un papel central en este relato complejo, estructurado a partir de las perspectivas propias de cada uno de los personajes, que alterna diversos planos de narración y de lenguajes para que el sentido final de la historia siga vivo y oculto hasta sus últimas páginas. Contundente alegato contra cualquier tipo de violencia, Taksim cuenta, con modos de novela filosófica de aventuras, cómo la incapacidad de amar vuelve a las personas, o a las sociedades, enfermas.