Hasta qué punto no tiene el origen de la literatura, del poema para ser más precisos, un componente esencialmente venenoso, viral? El poema, nos dice Platón, es un veneno que necesita "del antídoto conveniente". ¿Qué carácter tendría entonces ese veneno? Tomando esta imagen como línea transversal de los capítulos El poema envenenado examina, desde un punto de vista fragmentario, algunos de esos venenos que se desarrollan en el interior del poema. No cabe duda de que interpretar el mapa de la creación poética en el siglo XXI exige necesariamente una mirada arqueológica hacia sus cimientos. Enfrentarse desde un punto de vista estético y teórico a la creación poética hoy día no es sólo enfrentarse al poema sino también a sus múltiples sombras; a las relaciones que existen en el proceso creativo y receptivo entre lo racional y lo irracional, entre lo real y la imaginación, entre el centro y las afueras. La poesía y su sombra, ése sería el objetivo. El poeta Alberto Santamaría nos ofrece en estas páginas un primer acercamiento -una primera tentativa- a una arqueología poética para el presente. Para ello, partiendo de esta concepción platónica del poema como "veneno psíquico", va trazando análisis e interpretaciones de los textos, contextos e ideas de diversos autores. Sócrates, Longino, Perrault y la querelle, Wordsworth, Baudelaire, Juan Ramón Jiménez, Alfred Kubin, Freud, Heidegger, Celan, Wallace Stevens, Szymborska, Zagajewski o John Ashbery, son algunos de los autores cuyos textos recorren estas páginas en su vinculación con ese llamado poema envenenado.