Tras más de una década en Irak y Afganistán, y con el final de las operaciones a la vista, Estados Unidos se encuentra en un período de inflexión que está estimulando un vivo debate en los planos académico y profesional acerca de cómo y contra quién se hará la guerra en el futuro. La discusión se desarrolla en un contexto definido por la particular cultura estratégica e historia reciente norteamericanas, y por el complejo escenario estratégico actual, en el que parece estar operándose una redistribución y difusión del poder. El trabajo identifica cinco corrientes de pensamiento acerca del futuro de la guerra, entre las que destaca la que considera que los conflictos futuros se librarán contra enemigos híbridos extremadamente ágiles y capaces de emplear simultáneamente procedimientos diversos, convencionales e irregulares. Tras analizar el papel que jugará la tecnología en la guerra, abriendo a su uso el espacio y el ciberespacio, y multiplicando las posibilidades de los dominios tradicionales -tierra, mar y aire-, el artículo concluye presentando la respuesta que, en el plano práctico, está dando la administración norteamericana al problema de organizar, equipar y mantener una fuerza capaz de prevalecer sobre los posibles enemigos futuros, entre los que pudiera encontrarse China.