Tras la derrota sufrida por el ejército napoleónico en Bailen, el Rey, José Bonaparte retrocedió con su Estado Mayor hasta Vitoria. La victoria de las tropas españolas ayudadas por las gentes de Jaén y el sofocante calor, había sido la primera sufrida por los franceses. El emperador no iba a consentir que aquello quedara impune, la honra y el prestigio de la grande armée, estaban en juego. Doscientos cincuenta mil soldados franceses llegaron a España comandados por el mismísimo emperador Napoleón Bonaparte desplegándose inmediatamente por todo el país. Los sitios de Zaragoza y Gerona fueron dos ejemplos de resistencia española, pero todo era inútil contra el ejército que había vencido en Austerlitz y conquistado media Europa, aniquilando a ejércitos bien pertrechados e invadiendo enormes cantidades de territorio. Tras derrotar a las afueras de Madrid al último contingente español, Napoleón llegó a la capital del país restituyendo en el trono a su hermano.