El tema de esta monografía de la serie Estudios de la colección Palmyrenus es la dispersión doctrinal que caracterizó a la gramática europea en el XVII, un siglo heredero de los problemas gramaticales que se habían gestado durante las dos centurias anteriores y precursor, al mismo tiempo, del ulterior rumbo que tomaría la gramática. De acuerdo con la tradición renacentista, y tal como se expone en la primera parte de este libro, la gramática que se estudiaba a principios del XVII era la de la lengua latina pero, en el transcurso del siglo, tratando de entrelazar la enseñanza del latín con la de las lenguas vernáculas, se concibieron nuevas doctrinas gramaticales, como la llamada gramática universal, que se estudia en la segunda parte de esta obra, o como la gramática histórico-filológica, promesa del futuro trabajo de los neogramáticos en el siglo XIX y objeto de estudio de la tercera parte de este libro.