El Diccionario geográfico popular de Madrid supone la continuación oficial de un viejo proyecto emprendido por el Premio Nobel Camilo José Cela. Destinado a recoger esa sabiduría popular en sus más diversas manifestaciones -ya sea en forma de chascarrillo, refrán, cantar, gentilicio o mote colectivo- este trabajo implica un importante estudio dictadológico referido a Madrid y su Autonomía, la cual adolecía, hasta el momento, de una investigación semejante. Mucho debemos a esos carteros que por los años setenta ayudaron a Cela con sus aportaciones de geografía popular, cuyos impagables datos -precisos y preciosos- aquí aparecen también registrados junto a otros compilatorios y de campo. C.J.C. delegaría su más profunda pasión por el folclore en un aventajado discípulo, el autor de este libro, a quien supo honrar en su Diccionario geográfico popular de España con estas palabras: "Gaspar Sánchez Salas, espejo de lealtades, quien me demostró tener más deseos que nadie de perfeccionarse en este oficio". Un oficio, bien es verdad, tan duro como fascinante y no exento de responsabilidad por parte de Gaspar Sánchez, más si tenemos en cuenta la falta de respaldo oficial que ha tenido su trabajo, tal y como se desprende del elocuente prólogo que Cela Conde, hijo del escritor padronés, ha escrito para este diccionario: "A su condición de estudioso eficaz, que se bastaría para justificar cualquier apoyo, se añade el hecho de que Gaspar esté haciendo justo lo que mi padre quería que se hiciese. Por desgracia eso no parece mérito suficiente para lograr apoyos digamos institucionales. Pero, si bien se mira, semejante carencia es una honra. La geografía popular inventada por un vagabundo no habría de someterse jamás a la tutela de ningún despacho entre semioculto y semioficial".