En esta obra se expone, en forma documentada y clara, lo más característico y original del pensamiento filosófico de Martin Buber. Se trata, sobre todo, del planteamiento trascendental del problema del conocimiento del otro, con toda su riqueza, autonomía y fecundidad propias a par que con sus limitaciones circunstanciales. El hilo conductor de la exposición es el intento de describir positivamente el conocimiento que se dirige, más allá del objeto, hacia el ser. Buber defiende que el yo no es, primariamente, ni aquello que define de manera fundamental el sujeto el principio de su libertad, de su identidad y de su dignidad como persona, ni tampoco autoconciencia en sentido hegeliano o conciencia trascendental constituyente en sentido husserliano, sino que es el núcleo personal de un ser en relación. Frente a las concepciones individualistas y colectivistas del hombre, destaca, pues, la fuerza y el rigor con que este pensador configura su visión del ser humano como persona entitativamente abierta y dialógica, y su decisión de situar su plenitud en el encuentro y en la relación esencial con los demás. La filosofía de Buber es así una filosofía de la alteridad que se nutre del dinamismo polémico de una dura y radical crítica a la ontología en la que se ha venido basando la cultura de Occidente. El otro no es ya, para el yo, simplemente un objeto con el que entabla una relación de objetivación y de uso, sino un tú como alguien distinto de mi con quien me encuentro y en relación con quien realizo mi propio ser. Allí donde el sujeto percibe al otro como un objeto no hay encuentro ni puede haber reciprocidad como fundamento de la responsabilidad en el sentido propiamente ético del término.