¿Cómo es posible que un Juez escriba poemas? En una pequeña localidad albaceteña, casi limítrofe con la provincia de Jaén, existe un pequeño Juzgado de Primera Instancia e Instrucción que vive ajeno a la vorágine de la modernidad, vive ajeno a los infatigables e imposibles números de las estadísticas, y que permite revivir, y contar, y recitar las crónicas e historias, presentes y pasadas, reales y ficticias, de una tierra de fácil afecto y difícil comprensión. Este libro es un diálogo personal, íntimo, pero quien lo lea se sorprenderá al descubrir que incluso puede verse, en ocasiones, a sí mismo, y a su entorno, y a sus circunstancias. Quien lo lea sentirá un viaje interior único en el que no verá al aburrido jurista, no verá protocolos que se refugian en el anonimato de oscuros anaqueles, sino que verá emociones; verá los primeros paisajes que sintió una pareja recién llegada a estos lugares, leerá romances de un detenido, que no es otro que el propio Juez, procesamientos dibujados por Goya, las calles en su plenitud cuando desapareció la distancia, cartas desgarradoras escritas hace decenios pero terriblemente actuales, y leerá poemas confusos de ayer y de hoy.