Maestro de los pueblos considera al apóstol san Pablo como alguien que, además de llevar el Evangelio a muchas naciones y poner en marcha diversas comunidades, reflexiona de manera personal sobre la catequesis común a toda la Iglesia, a fin de conformar una teología específica, diferente, por ejemplo, de la de Juan o de la Carta a los Hebreos. Maestro de los pueblos muestra cómo, a partir de la primera Carta a los Corintios, Pablo asume la catequesis anterior y la enriquece con su propia reflexión. La obra se puede caracterizar como un intento de abarcar y sistematizar en la medida de lo posible todo lo que es teológicamente relevante en las grandes cartas de Pablo (Romanos, las dos a los Corintios, Gálatas), a la luz de la primera a los Tesalonicenses y sin olvidar la aportación de otras cartas indudables de Pablo, como son Filipenses y Filemón. No faltan aquí los temas obligados en toda la teología paulina: el misterio pascual de Cristo, sus títulos de Hijo de Dios y Señor, la justificación, los dones del Espíritu. Pero alcanzan un relieve especial los temas de la revelación de Dios, la vida terrenal de Jesús, la teología de Israel y el ministerio de la Palabra como clave de toda la eclesiología paulina.