Cuando a finales del siglo XVIII, entran en crisis en Europa las monarquías absolutas y comienzan los movimientos sociales que desembocan en la Revolución Francesa, una tertulia de abogados madrileños decide crear un periódico para influir en la opinión pública de su entorno. Se encarga la redacción al granadino Luis García del Cañuelo, siendo su colaborador más próximo el gallego Luis Pereira. La intención de los periodistas va más allá de trazar un cuadro costumbrista. Utilizando una sátira mordaz señala las injusticias que conllevan los privilegios concedidos por el Antiguo Régimen a los estamentos del clero y la nobleza. Esboza, además, un programa para que el Gobierno afronte las reformas necesarias en la legislación social y económica con idea de restablecer la igualdad entre los ciudadanos y de potenciar las clases intermedias. El Censor se constituye en portavoz de un lectorado crítico y se enfrenta abiertamente a los ministros de Carlos III mostrando que las medidas que estos dictan se quedan en la superficie y no atacan las raíces profundas de la decadencia moral y económica del país. El periódico padeció suspensiones y recogidas de ejemplares decretadas por la autoridad civil. Su redactor también fue enjuiciado por la Inquisición. No obstante, sus opiniones, pese a sus contradictores, encontraron gran difusión.