Uno de los hechos más relevantes, en el campo académico y profesional de las Ciencias de la Educación de la última década del pasado siglo en nuestro país, fue -y es todavía-, sin duda alguna, el proceso de reconstrucción de la Pedagogía Social, en tanto que vieja y nueva disciplina educativa que configura la respuesta social de la educación a los problemas y a las necesidades sociales y educativas. Efectivamente si realizamos un análisis evolutivo sobre la Pedagogía Social podemos señalar, como hecho más significativo, el renacimiento de una vieja disciplina, que había quedado obsoleta, en el marco de unas Ciencias de la Educación que miraban más el pasado que el presente, y que eran incapaces de llevar a cabo un proceso de renovación y de actualización académica, profesional y socialmente. La irrupción de nuevas disciplinas, con otra historia y otro planteamiento, certificó la obsolescencia de la antigua Pedagogía.