Artista de la exageración, maestro de la nada, monómano incorregible, moralista, aguafiestas, vulnerable, depresivo, sensible, alegre, satírico, contradictorio..., la lista de epítetos que, en algún momento, se ha aplicado a Thomas Bernhard llenaría varias páginas. Y todos ellos le convenían. Sin embargo, la figura de Thomas Bernhard sigue agigantándose después de su muerte y es ya indiscutible que se trata de uno de los grandes escritores del siglo XX. Pero, curiosamente, su vida presenta todavía abundantes zonas de sombra, sobre todo desde que la crítica reparó en que sus así llamados libros autobiográficos eran tan literarios y ficticios como cualquiera de sus novelas. Thomas Bernhard. Una biografía, escrita por Miguel Sáenz, traductor al castellano de su obra y uno de los primeros y más profundos conocedores de Bernhard, pretende trazar un retrato de éste lo más completo posible ¿destacando aspectos hasta ahora inéditos, como el de sus relaciones con España¿. Bernhard, considerado en un principio como escritor eminentemente maldito, objeto de culto para iniciados, después como un satírico y, finalmente, como un verdadero humanista, se ha convertido en el escritor nacional austríaco... Algo que él hubiera rechazado con todas sus fuerzas.