Este libro aborda algunas cuestiones fundamentales para entender la organización y dinámica de las sociedades rurales. Los diversos capítulos tratan, sobre todo, de la naturaleza, lógica y trayectoria de las economías de las instituciones y casa rentistas; de la extensión, el peso y el ejercicio de los poderes señoriales; de las variadas formas de conflictividad rural y de la funcionalidad de las comunidades campesinas, cuya cohesión y vigor alcanzaban grados diferentes en los diversos territorios peninsulares y fueron cambiando, además, según avanzaba la Edad Moderna. Estos problemas están relacionados entre sí y su análisis resulta imprescindible para entender la articulación de las sociedades rurales, de las que tanto el señorío como la comunidad campesina eran componentes esenciales o poderes muchas veces enfrentados y otras en coexistencia pacífica, bajo el arbitraje de los grandes tribunales de justicia cuyas resoluciones marcaron las rutas por las que transcurrieron las relaciones entre señores y campesinos en un contexto en el que el derecho, elaborado e interpretado por corporaciones de juristas, alcanzaba una importancia extraordinaria.