Un encuentro azaroso en el transcurso de un viaje a Italia provoca un cambio inesperado en la vida del protagonista de este libro. De vuelta a Madrid, con el peso sobre sí de ese aguijón que fue el sueño italiano - irreal y real a la vez -, se suceden historias con distintas amantes, todas ellas promesas que parecen mitigar - si no eliminar del todo - enterradas insatisfacciones. Historias sentimentales se suceden mientras la vida profesional del protagonista le exige oscuras fidelidades al ministro de Cultura, de quien es asesor. Cuando menos lo espera, sin embargo, la catástrofe se asoma a la vida de este cínico buscador de aventuras sexuales y, a partir de entonces, empieza el intento por rehacer su vida. Una especie de fatal espiral, con algo de redención y mortificación, le lleva a volver los pasos sobre sí mismo, como si buscara así los cabos sueltos que le permitieran comprender su existencia. Ya sin su mujer, vuelve a Italia, acompañado de María, la sustituta de todas las mujeres perdidas (Lucía, Susana, Patricia, Soledad). La novela, por tanto, vuelve sobre sí misma, como si la vida consistiera en no poder escapar de sus más profundos espejismos.