La tensión entre las demandas crecientes de prestaciones y el agotamiento de sus fuentes de financiación se ha convertido en una enfermedad crónica y sistémica de nuestro modelo de organización social. Si aspiramos a que el mismo tenga continuidad en el tiempo, ha de fundarse sobre bases financieras sólidas. De lo contrario la carcoma del déficit se extenderá resquebrajando los cimientos del Estado. En el presente trabajo se han seleccionado varias políticas públicas indagando en cada caso qué medidas podrían adoptarse para fortalecer su andamiaje financiero y procurar su sostenibilidad en el tiempo, mediante fórmulas que logren una mejora sustancial en el modo de gestionar los recursos, para mantener el nivel de los servicios públicos sin merma en las prestaciones. Estas políticas son: pensiones, fiscalidad energética, lucha contra el fraude fiscal internacional, participación del capital privado en proyectos públicos, televisiones públicas y becas universitarias.