El autor de estos escritos, que es un viejo geógrafo, dice que no recuerda si va a llegar a la toponimía catalana mediante la cartografía o al revés, a la cartografía persiguiento la toponimía. La visión que nos ofrece en este volumen es del todo pluridisciplinar y podemos encontrar no sólo geografía sino también historia, antropología, botánica, economia, lingüística, urbanismo., sobretodo de los dos territorios donde el profesor Rosselló ha desarrollado se tarea de búsqueda; el País Valenciano y las Islas. Insiste antes de nada en el valor patrimonial de los nombres de lugar, unos vocablos arrebatados del terreno, con un sedimento a menudo milenarios, que a veces han mostrado una sorprendente persistencia, otros han sido sustituidos, adaptados o transformados. En cualquier caso hay que salvarlos de la 'debacle' de la globalización, del barrido del pensamiento único. Además, la cartografía es la grande aparadora de la toponimía: un topónimo sin localizar es como un fósil fuera de contexto. Tenemos que conseguir mapas toponícamente correctos, meta todavia no alcanzada.