Erase una vez un nino que vivia en el Barrio Salamanca, una de las zonas con mas clase de Madrid, junto a un parque tan bonito que habia pertenecido a reyes. En su idilico mundo tambien estaba David, el mas incondicional de sus colegas, la imagen que en el espejo hubiera deseado ver nuestro nino cada manana si hubiera dispuesto de un genio con lampara maravillosa Y, por supuesto, estaba Alicia, aquella nina rubia de ojos como el mar, que perseguia ilusionado y encelado por el mercado, el bulevar o el Retiro, y que un dia le metio la nariz en la oreja mientras sus labios acariciaban fugazmente su colorada mejilla, provocando en su organismo una reaccion quimica descomunal que se transfiguro en su primer amor. Los anos le convirtieron en un adolescente perpetuo, situacion puente entre la ilusion y la conformidad. Y entonces, en el ano 2001, regreso David para recordarle unas promesas pendientes que ambos escribieron en un papel y que llevaria al amigo a los confines del Sistema Solar.