Francisco Urbino, un joven abogado colombiano, irrumpe con éxito en la sociedad bogotana de post-guerra y alcanza en poco tiempo una condición socioeconómica envidiable, que le hace presagiar una vida larga, tranquila y feliz. Pero tropieza con los indicios de que su país es manejado, tras bambalinas, por una hermandad secreta de hombres muy ricos y poderosos, llamada la Hermandad de los Preclaros, que mueven a su antojo y para bien propio los hilos de la nación, y por querer descubrirla su bienestar desaparece. En la medida en que los desenmascara, aumentan sus desdichas. Francisco cae así en una espiral de sucesos extraordinarios, cargados de amenazas, muertes y sufrimiento, que le obligan a huir a Europa con su esposa y su hijo. Tras muchos lances, y ya anciano, regresa a Colombia y de nuevo se enfrenta al imperio macabro de los hermanos preclaros, teniendo como telón de fondo la historia de una nación convulsionada, que sufre los embates de la guerrilla y el narcotráfico. Precisamente, es en la toma del Palacio de Justicia donde la novela alcanza el clímax. Allí Francisco comprende que por culpa de la Hermandad de los Preclaros desperdició su vida, que no fue más que un títere de las circunstancias, y decide tomar una acción drástica para solucionarlo.